La llegada masiva de Twitter a la programación televisiva ha significado tanto la creación del término «second screen» (segunda pantalla), como la asociación inesperada entre un medio tan nuevo y otro tan establecido.
Mediante el uso de miles de hashtags al día, la TV ha logrado que Twitter sea la más usada de las aplicaciones de segunda pantalla, haciendo de canal retroactivo-interactivo para los televidentes y productores de programación televisiva.
A la vez, Twitter, un supuesto némesis de los viejos medios, ha logrado acomodarse en un lugar sumamente poderoso, al ser el intermediario entre el emisor y el receptor, a los efectos de que puedan hablarse mutuamente en tiempo real.
Sumado a esto, aparece la disruptiva función de los Trending Topics, que amplifican (a veces, enormemente) la llegada de cierta noticia puntual que haya obtenido un lugar en ese ranking inmediato.
Los verdaderos efectos de todo esto pueden tranquilamente calificarse de caóticos, ya que no es posible predecir qué causarán, cómo afectarán a aquellos involucrados, ni qué puede esperarse a futuro.
Es de esperar que Twitter haga movidas estratégicas para monetizar mejor este creciente poder que tiene respecto de la TV, ya que su presencia realmente tiene efectos notables sobre la comercialización de la programación.