No muchos se quejan de que su muro de Facebook o su timeline de Twitter tiene pocos anuncios o publicaciones de marketing. Por el contrario, el exceso de comunicación comercial sin disimulo está molestando a un porcentaje muy significativo de los usuarios.
En Facebook, esa molestia por el exceso de marketing hace que la ganancia de branding de las marcas baje, la interacción baje, y la visibilidad se vea muy afectada, ya que el algoritmo EdgeRank está castigando notablemente a las publicaciones que no reciben votos positivos de ninguna clase.
Además, la baja en la visibilidad de las comunicaciones comerciales que no gustan demasiado está poniendo como tema de discusión si Facebook no está haciendo esos cambios con la verdadera intención de forzar el patrocinio de las publicaciones, pero este es un tema para desarrollar aparte.
Una de las mejores formas de no cansar a la gente –que con su posterior desatención a nuestras publicaciones hará que éstas entren en una espiral descendente de visibilidad y relevancia– es hacer menos marketing: publicar cosas interesantes, pero no necesariamente relacionadas con nuestra marca, o cuya relación sea indirecta o suave.
La gente no quiere ver folletos digitales en su muro de Facebook ni en su timeline de Twitter, sin importar qué tan bien diseñados estén o qué tan bueno sea lo que proponen. En los Social Media, el flyer digital clásico (lleno de texto y diseño) está casi muerto. Hoy, reina la foto, con poco o ningún texto.
Estamos ingresando en el pico de la era visual de atención breve, donde las personas no leerán demasiado texto comercial, ni prestarán demasiada atención a publicaciones clásicas de marketing. ¿Tu producto o servicio es el mejor del mundo por X motivo? Si no es relevante, a nadie le importa.
Entonces, algo importante es: capturar la atención con una buena imagen, textos muy breves y que apunten directamente hacia áreas muy emocionales, y no ser evidentes en la intención de estar haciendo marketing.