La edad promedio del usuario de Facebook está subiendo, a medida que más gente adulta se une a la red, y más adolescentes y pre adolescentes la abandonan (o ni llegan a registrarse en ella).
Hay variados motivos bastante confirmados de por qué está pasando este fenómeno, pero el principal es que un gran porcentaje de los adolescentes no quiere que sus padres participen de la actividad online que tienen junto a sus amigos. La pérdida de privacidad es un factor determinante para que los más jóvenes no se sientan cómodos en Facebook. Y distintas generaciones entienden de diferente manera los códigos de conducta online implícitos, y no es raro ver comentarios «incómodos» en fotografías o actualizaciones de estado.
El uso principal de Facebook, por parte de muchos padres de adolescentes, es ver qué están haciendo sus hijos. Esto, claramente, no invita a los más jóvenes a maximizar el uso de Facebook.
Otra causa importante es la -por ahora- supremacía de WhatsApp como aplicación de comunicación móvil. Facebook, incluso con su nueva aplicación de mensajería, no puede superar a WhatsApp en funcionalidad, facilidad de uso ni base instalada.
El impacto que tiene esta situación en el uso de Facebook como plataforma de marketing es evidente: cuánto más jóvenes sean quienes componen el segmento objetivo de la marca, menos efectivas serán las campañas.