La prueba social es uno de los pilares máximos del marketing: la gente presentará menos resistencia a hacer lo que otros estén haciendo, o tendrán más deseos de hacerlo si es suficientemente popular.
En el marketing de Social Media, aparece por primera vez una métrica que cambia la forma de funcionar de la prueba social: los seguidores (o fans, o amigos o el nombre que sea que esté en uso).
Cuando una página de Facebook o perfil de Twitter tiene una cantidad razonablemente grande de seguidores, buena parte de la gente que mire ese dato llegará a la conclusión, casi de forma inconsciente, que algo bueno tendrá que existir para que todos esas personas estén dando su voto.
Es una falacia grande como una casa, pero funciona perfectamente: con cada nuevo seguidor que tenga una marca en los Social Media, menor será la dificultad de sumar el próximo, hasta que se llega a un punto donde casi no hay fricción.
¿Y cuál es la relación entre la cantidad de seguidores y las ventas? Depende de la industria a la cual pertenezca la marca, de los objetivos que se busquen, y del tipo de comunicación de marketing que se haga. Para una marca promedio, con una calidad de marketing no demasiado importante, casi no hay relación entre la cantidad de seguidores y las ventas, y esto desconcierta a miles de brand managers y responsables de marketing.