De las varias métricas «fáciles» de los Social Media -especialmente, de Facebook-, el Me Gusta es tomado como la prueba máxima del resultado de lo que sea que se haga. Hace ya un buen tiempo que el Me Gusta ha perdido mucho valor como métrica determinante, pero el statu quo del marketing en los Social Media lo mantiene artificialmente -por desconocimiento, en realidad- en una posición privilegiada.
Resulta más que evidente, para cualquiera que analice a fondo las dinámicas de red en metawebs como Facebook, que el Me Gusta es mucho menos válido que los comentarios y/o arrobados (éstos van ganando fuerza al ir popularizándose como forma de «llamar» a un tercero hacia una publicación).
El Comentario requiere de mucho más esfuerzo y compromiso con lo que sea que se haya publicado que tan solo hacer un click en Me Gusta o 2 clicks en Compartir. No cabe duda de que las publicaciones comentadas legitiman el mensaje que hay dentro de lo que se ha publicado en una mucho mayor medida que los Me Gusta y los Compartidos.
¿Implica esto que los Me Gusta ya no tienen valor? No, en absoluto. Tienen mucho valor como representativos de que la publicación se ha visto, de que ha gustado al menos lo mínimo necesario como para obtener un Me Gusta de parte de los participantes, y de que serán responsables de una difusión razonablemente amplia en los muros de los amigos de quién ha aplicado el click. Pero, el Comentario va más allá, representando todo lo que un Me Gusta más la voluntad y esfuerzo necesarios para escribir algo e iniciar una participación de orden superior en la publicación.
Como resultado de esta notable escalada de valor que tienen los comentarios, una tendencia indeclinable en el tipo de comunicación en los Social Media es incluir llamadas a la acción (Call to action) en los textos que se publican, incentivando lo más posible la interacción en forma de respuesta escrita -o fotográfica, ahora que se ha habilitado esa opción-.
Sin embargo, todo lo que se abusa pierde efectividad, y la cantidad de comentarios que se obtienen mediante llamadas a la acción está en declive: la gente no quiere pasar horas comentando las decenas de pedidos que se mueven por sus muros de Facebook o Timelines de Twitter.