Un cliente me preguntaba -hace un tiempo- por qué invertir dinero en los Social Media, siendo que su marca y producto no parecían tener mucho que obtener de esos canales de comunicación. Le pregunté: ¿para qué invertir en cualquier clase de comunicación que haga más reconocida la marca? Me respondió con un silencio, asintiendo con la cabeza.
Una parte muy significativa de los frutos de comunicar en los Social Media es que se hable de la marca, que se hable de los productos o servicios, y que el reconocimiento de marca sea mayor. Incluso cuando nadie compre en el corto plazo, ir formando una historia de marca, una mínima mitología de marca, mejorará notablemente las posibilidades de obtener nuevos clientes y fidelizar los existentes.
Hoy, los productos y servicios están mayormente comoditizados, compitiendo entre sí por precio, alguna diferencia no muy grande en su propuesta, o por poder de marca. Es la marca lo que hace una diferencia sólida entre las miles de propuestas similares. Que crean en la marca -y en la gente detrás de la marca- es la diferencia fundamental para competir en estas épocas.
¿Y cómo se consolida y eleva una marca? Mediante branding, esa ambivalente variedad de marketing. ¿Y cómo se hace branding? Mediante la comunicación, en buena medida. ¿Y en dónde se comunica? En donde esté la gente que nos interesa, con costos de llegada que podamos afrontar. ¿Y dónde es más probable que se encuentre ese lugar? En los Social Media.