Hay una tendencia generalizada -en muchas industrias- hacia el aumento sistemático de la eficiencia; es decir, hacer las cosas cada vez mejor, en el menor plazo, al menor costo posible. Por supuesto, esto también sucede en el marketing, tanto el tradicional como el digital.
Sin embargo, la primera de las dudas que hay es: ¿se está haciendo lo que debe hacerse, además de hacerlo bien? Y en el marketing digital/online, la respuesta mayoritaria es: no.
No se hace tanto lo que debe hacerse, sino que se intenta hacer más eficiente lo que ya se hace; es mucho más fácil lograr eficiencia que eficacia, al menos en la industria del marketing digital.
Es más sencillo bajar el Costo Por Click de un anuncio, que realmente llegar al tipo de cliente necesario -y lograr de ellos un resultado concreto; es más sencillo obtener más diseños y publicaciones para Facebook que conseguir que los seguidores sean los correctos; es más sencillo contratar una agencia de marketing online más económica, que mejorar la estrategia de marketing: es más sencillo abaratar costos que aumentar las ventas.
En un mundo regido por los presupuestos -casi- inamovibles, la búsqueda de la eficiencia se ha transformado en un objetivo primordial, aun a costa de perder la eficacia; y la eficacia es lo que logra que haya ventas.
Muchas veces, se necesita un buen martillo, no mayor cantidad de clavos.